jueves, 14 de noviembre de 2013

Controvertido informe: Las emisiones por extracción de gas de esquisto suponen un riesgo ‘bajo’ para la salud pública


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Recientemente se ha publicado un informe por parte de la Oficina de Salud Pública de Inglaterra que minimiza los riesgos para la salud de las emisiones procedentes de la extracción de gas de esquisto. Reproducimos aquí la traducción de una noticia que se hace eco del mencionado informe, así como el resumen ejecutivo y las conclusiones del mismo.
Los riesgos para la salud pública provocados por la exposición a las emisiones de la extracción del gas de esquisto resultan bajos si esta actividad se realiza adecuadamente y de forma controlada, según afirma un informe de la Oficina de Salud Pública de Inglaterra (PHE, en inglés Public Health England). Así lo ha informado el 31 de octubre el gobierno británico a través de su página web en el artículo Shale gas extraction emissions are a ‘low’ risk to public health:
El informe, publicado hoy (31 de octubre) analiza el potencial impacto de la extracción del gas de esquisto sobre la salud.
El análisis de bibliografía científica se centra en el posible impacto de las sustancias químicas y radioactivas durante todas las etapas de la extracción de gas de esquisto, incluyendo la fractura (fracking) del esquisto.
Puesto que en el Reino Unido no se realiza la extracción de gas de esquisto con fines comerciales, el borrador del informe utiliza los datos de los países donde sí está ocurriendo.
El Dr. John Harrison, director del Centro de Riesgos Medioambientales, Químicos y Radiactivos (en inglés Centre for Radiation, Chemical and Environmental Hazards) del PHE, señala lo siguiente:
Los datos actualmente disponibles indican que el riesgo potencial para la salud pública por exposición a emisiones asociadas con el proceso de extracción de gas de esquisto es bajo si esta actividad se realiza de manera adecuada y controlada.
En los casos de los riesgos identificados en otros países, los problemas hallados se deben normalmente a fallos operativos.
Una correcta gestión in situ y el control adecuado de todos los aspectos de la prospección, captura del gas, y uso y almacenamiento del fluido procedente de la fracturación resultan fundamentales para minimizar los riesgos para el medio ambiente y la salud.
La mayor parte de los datos encontrados en otros países señalan que la contaminación de las aguas subterráneas, si ocurre, se debe probablemente a fugas en el pozo vertical. Por tanto, una buena construcción de los pozos y su posterior mantenimiento son imprescindibles para reducir los riesgos de contaminación de aguas subterráneas.
A causa de la profundidad a la que se produce el fracking resulta improbable que el proceso de fracturación bajo tierra contamine las aguas subterráneas. 
 
El Dr. Harrison añade:


La PHE trabajará con los organismos reguladores para garantizar una adecuada evaluación de riesgos en todos los aspectos relativos a la extracción de gas de esquisto.
Por su parte, el profesor John Newton, responsable de la Dirección de Conocimiento del PHE, afirma:
El informe presenta una serie de recomendaciones, incluyendo la necesidad de un monitoreo medioambiental para elaborar una línea de base previa a la extracción del gas de esquisto. Eso permitirá la adecuada evaluación de todos los riesgos relacionados con esta actividad.
También resulta necesario realizar un verdadero control medioambiental en las proximidades de los lugares de extracción de gas de esquisto durante las fases de planeamiento, producción y post-producción de los pozos.
A su debido tiempo, también habrá que valorar otros impactos más generales sobre la salud pública, como el incremento del tráfico, el impacto de las nuevas infraestructuras en la comunidad y el efecto de la afluencia de trabajadores a las zonas de fracking.
Durante un mes se pueden realizar comentarios al borrador del informe. La PHE agradecerá que se le remita cualquier informe publicado o investigación especializada relacionada con los hallazgos o recomendaciones.
Notas para los editores
  1. Review of the potential public health impacts of exposures to chemical and radioactive pollutants as a result of the shale gas extraction: Draft for Comment. Ver aquí el borrador del informe en inglés.
  2. La Public Health England (Oficina de Salud Pública de Inglaterra) tiene como misión proteger y mejorar la salud de la nación y eliminar las desigualdades a través del trabajo con el Gobierno locales y nacional, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, en inglés National Health Service), el sector industrial y el sector comunitario y del voluntariado. La PHE es una agencia ejecutiva autónoma del Ministerio de Salud www.gov.uk/phe Síguenos en Twitter @PHE_uk


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RESUMEN EJECUTIVO

La Oficina de Salud Pública de Inglaterra (PHE, en inglés Public Health England) es una agencia ejecutiva dependiente del Ministerio de Salud y ofrece un servicio de salud pública integral de ámbito nacional, apoyando a la gente para elegir opciones más saludables. La PHE tiene como objetivo garantizar que todas las personas se encuentren protegidas frente a amenazas para la salud causadas por enfermedades infecciones y riesgos medioambientales. Esta agencia tiene autonomía operativa y libertad para publicar o hablar sobre temas relacionados con la salud y el bienestar nacionales, expresando opiniones objetivas, científicas y profesionales, basadas en hechos comprobables.

En el Reino Unido, la extracción del gas de esquisto se encuentra en una fase inicial exploratoria y todavía no se han realizado muchas perforaciones. De hecho, hasta ahora solo se han realizado pruebas de fracturación para extraer gas de esquisto en un punto del Reino Unido, y estas se paralizaron a raíz de que se produjeran pequeños temblores. Sin embargo, es probable que pronto comiencen nuevas perforaciones exploratorias. A pesar de la limitada actividad hasta el momento, la extracción de gas de esquisto genera preocupación entre la población. Algunos informes de otros países, muy especialmente de Estados Unidos, que se han difundido ampliamente señalan que la perforación y extracción de gas de esquisto mediante la fractura hidráulica, más comúnmente conocido como fracking, puede tener un impacto negativo sobre el medio ambiente y la salud humana.

En respuesta a la incipiente preocupación pública respecto a la técnica del fracking para la extracción del gas de esquisto, así como a peticiones de asesoramiento por parte de agencias locales y nacionales, el Centro de Riesgos Medioambientales, Químicos y Radiactivos (CRCE, en inglés Centre for Radiation, Chemical and Environmental Hazards) creó un grupo de trabajo en mayo de 2012 para realizar una evaluación inicial del impacto que las emisiones directas de sustancias químicas y radioactivas procedentes de la extracción del gas de esquisto pueden tener sobre la salud. Este análisis no tiene en cuenta otras cuestiones como el cambio climático y el efecto invernadero, el uso sostenible de los recursos hídricos, molestias como el ruido y olores, el tráfico (excepto las emisiones de escape de los vehículos), la salud ocupacional o el impacto visual. Igualmente, tampoco considera los beneficios o impactos socioeconómicos de la extracción del gas de esquisto.

En base a una revisión bibliográfica y de datos de otros países que ya realizan actividades de extracción de gas de esquisto a escala comercial, el estudio trata del impacto que las exposiciones a sustancias contaminantes químicas y radiológicas resultantes de la extracción de gas de esquisto en el Reino Unido podrían tener sobre la salud pública. A la hora de extrapolar experiencias de otros países al Reino Unido se requiere prudencia, puesto que el modo de operar, la geología subyacente y el entorno regulatorio son probablemente diferentes.

Los datos actualmente disponibles indican que el riesgo potencial para la salud pública derivado de la exposición a emisiones asociadas con el proceso de extracción de gas de esquisto es bajo si esta actividad se realiza de manera adecuada y controlada. La mayor parte de las pruebas encontradas señalan que la contaminación de las aguas subterráneas, si ocurre, se debe probablemente a fugas en el pozo vertical. La contaminación de las aguas subterráneas por el proceso de fracking en el subsuelo (es decir, por la fractura del esquisto) resulta bastante improbable. Sin embargo, los derrames bajo tierra de fluidos del fracking o las aguas residuales pueden afectar a las aguas subterráneas. Igualmente, las emisiones a la atmósfera también pueden afectar a la salud.

En el caso de los riesgos potenciales identificados en la bibliografía, el origen de los problemas encontrados procede normalmente de fallos operativos y de un entorno normativo deficiente. Por tanto, la correcta gestión in situ y el control adecuado de todos los aspectos de la prospección, captura del gas, y uso y almacenamiento del fluido procedente de la fracturación, así como el desmantelamiento post-operativo, resultan fundamentales para minimizar los riesgos para el medio ambiente y la salud. En el Reino Unido se exigirá, mediante permisos ambientales y de desarrollo de pozos, que los promotores y operadores de gas de esquisto cumplan con la normativa vigente para que sus propuestas y actividades minimicen la posible contaminación y los riesgos para la salud pública. La PHE y otros organismos de salud pública apoyarán dando respuesta a las peticiones de asesoramiento para evaluar el impacto potencial sobre la salud en determinadas circunstancias.

El informe presenta las siguientes recomendaciones:

  • La Oficina de Salud Pública de Inglaterra (PHE) debe continuar trabajando con los organismos reguladores para garantizar que, como parte del proceso de concesión de permisos y planificación, todos los riesgos derivados de todos las fases de la extracción del gas de esquisto y de las actividades relacionadas se evalúan adecuadamente.
  • Se requiere un monitoreo medioambiental a partir de una línea de base de referencia que permita evaluar el impacto de la extracción del gas de esquisto sobre la salud pública y medioambiental. Como parte del régimen normativo, también debería considerarse la realización de inventarios de emisiones.
  • Se necesita un verdadero control medioambiental en las proximidades de los lugares de extracción de gas de esquisto durante las fases de planeamiento, producción y post-producción.
  • Es importante asegurar que se tengan en cuenta otros efectos más generales sobre la salud pública, como el incremento del tráfico, el impacto sobre las nuevas infraestructuras y la migración laboral.
  • Las sustancias químicas utilizados para el fluido del esquisto se harán públicas y se realizará una evaluación de riesgos antes de usarlas. Cabe mencionar que los riesgos potenciales para la salud pública y el medioambiente por los químicos del fracking dependen de la vía de exposición, la cantidad total y concentración, así como del destino final de dichas sustancias. Estos aspectos deben tenerse en cuenta como parte del proceso normativo de las licencias medioambientales.
  • Es probable que el tipo y composición del gas extraído varíe en función de la geología subyacente, por lo que la evaluación de los lugares de extracción debe realizarse caso a caso.
  • En Estados Unidos, hay pruebas de que el mantenimiento de la integridad de pozos, incluyendo las actividades post-operativas, y el almacenamiento y gestión adecuados de los fluidos y desechos del fracking son factores importantes para el control de riesgos, y de que se necesita un control normativo adecuado.
  • Es necesario tipificar las sustancias contaminantes naturales potencialmente activadas, incluyendo los materiales radiactivos de origen natural (NORM por sus siglas en inglés) y los minerales disueltos.
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4.5 Resumen
Las fuentes de emisiones de gases durante la extracción del gas de esquisto y las actividades relacionadas, incluyendo las relacionadas con la captura y quema de gases residuales, y las asociadas con infraestructuras como motores diesel, tanques de almacenamiento, vehículos, etc. son muy diversas. Las emisiones varían en cada lugar de extracción debido a las diferencias geológicas subyacentes y la madurez térmica del gas de esquisto. Además, las emisiones de un lugar de extracción determinado varían en el tiempo, al emitirse diferentes sustancias contaminantes durante las distintas fases de desarrollo del pozo y de las operaciones, y también en el espacio, puesto que las operaciones pueden implicar muchos pozos, cada uno en un momento diferente de desarrollo. La topografía local y las condiciones meteorológicas también dificultan la evaluación exacta de dispersión y exposición potencial.

Algunos estudios publicados en EE.UU. han empezado a evaluar el posible impacto de la extracción del gas de esquisto y las actividades conexas sobre la calidad del aire en la zona mediante inventarios de emisiones, aunque el nivel y tipo de emisiones durante todas las etapas de desarrollo y producción del gas de esquisto no están totalmente tipificados. Empiezan a aparecer datos que permiten cuantificar mejor la emisiones durante el desarrollo y terminación de los pozos, y evaluar el tipo de compuestos volátiles orgánicos (CVO) emitidos directamente durante el venteo de gas de motores, tubos de escape de vehículos o por fugas en los conductos de gas, etc. Los datos existentes señalan que, en función de la fuente y del nivel de CVO que contenga el gas de esquisto, puede llegar a emitirse una gran cantidad de CVO, y que estas emisiones pueden afectar a la calidad del aire en la zona.

A partir de las emisiones primarias, la extracción del gas de esquisto y las actividades relacionadas pueden ser una de las principales fuentes de formación de las clásicas sustancias contaminantes del aire, como las partículas en suspensión (PM), los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de azufre (SO2), el benceno y el ozono troposférico (O3). Los datos disponibles señalan que las emisiones de cada plataforma individual son bajas y que es improbable que afecten a la calidad del aire, pero que el impacto acumulado de un número de plataformas sí puede resultar bastante significativo local y regionalmente. En Estados Unidos, los campos de gas de esquisto están fuertemente asociados con la contaminación por ozono a nivel del suelo, a causa de la emisión de precursores de ozono tales como los CVO. Los lugares de extracción múltiples pueden ser también una importante fuente de partículas, especialmente de las partículas diesel de los compresores, los motores y el tráfico asociado con la producción.

La experiencia en Estados Unidos demuestra que el grado y tipo de emisiones lanzadas a la atmósfera durante todas las etapas del desarrollo y producción del gas de esquisto no están totalmente tipificados. Las emisiones varían mucho dependiendo de la fase de desarrollo, la geología, la topografía y meteorología locales, y los tipos de actividades y equipos in situ. Semejante variabilidad impide su aplicación directa al caso del Reino Unido, pero demuestra que el control de emisiones por extracción del gas de esquisto y las actividades relacionadas tiene una importancia vital. En el Reino Unido se exigirá el monitoreo integral del aire y sus correspondientes evaluaciones de riesgos para la salud para cumplir con la normativa de cada fase de la operación.

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5.6 Resumen
Se considera improbable que la extracción del gas de esquisto y las actividades conexas generen un incremento significativo de exposición debido a los niveles de radón, ya sea al aire libre o dentro de los hogares cercanos.

Al igual que ocurre con otras fuentes de gas natural, es posible que se produzca una exposición a radiaciones por el radón del gas natural producido por la extracción de gas de esquisto.

Las zonas de extracción de gas de esquisto se encuentran a una profundidad mucho mayor que las zonas de extracción de las reservas privadas de agua que pueda haber en el terreno. Por tanto, resulta improbable que el radón que se libera de las zonas de gas de esquisto alcance dichas reservas de agua, más superficiales. 
 
El radón puede presentarse en el agua de reflujo utilizada en la fractura del gas de esquisto y es posible que se libere a la atmósfera. Sin embargo, liberada de esta forma, no es probable que suponga una exposición pública a radiaciones. 
 
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6.4 Resumen
Al igual que otras formas de exploración y producción de petróleo y gas, la extracción del gas de esquisto puede producir residuos y desechos con materiales radiactivos de origen natural (NORM por sus siglas en inglés). Muchos de los desechos de proceso, tales como los recortes de perforación y fluidos, las cascarillas y el fango son similares a los producidos por la industria del petróleo y el gas en general, y ya existen criterios de gestión de residuos para tratarlos. Sin embargo, la extracción de gas de esquisto también produce agua de reflujo que puede alcanzar cantidades importantes y –dependiendo de la geología– contener niveles significativos de NORM. Por lo tanto, los criterios de gestión de residuos en lugar de extracción deben abordar de forma específica la gestión de las aguas residuales (incluyendo, en la medida que se requiera, el almacenamiento, tratamiento, transporte y eliminación).

Actualmente, en el Reino Unido no se desarrollan actividades de extracción de gas de esquisto con fines comerciales, por lo que no existe información sobre el incremento de los niveles de radionucleidos de origen natural cerca de las instalaciones de extracción de dicho gas. Las concentraciones de NORM medidas en el agua de reflujo y en los sólidos en suspensión durante la perforación exploratoria realizada en Lancashire estaban dentro del rango de los valores medidos en medios naturales parecidos en Europa. A partir de estas mediciones y de la evaluación de las dosis de los trabajadores del sector del gas y petróleo en alta mar se deduce que la extracción del gas de esquisto no implica un riesgo radiológico significativo para la población. Además, la estructura normativa actualmente establecida en el Reino Unido es sólida y está diseñada para proteger la salud de los trabajadores y de la población frente a las obras que conllevan la presencia de NORM. El cumplimiento de esta normativa debería garantizar que el impacto sobre la salud pública generado por la gestión y eliminación de residuos NORM producidos por la extracción de gas de esquisto no sea significativo.

Sería conveniente que la PHE realizara una evaluación del riesgo para la salud pública antes de comenzar la extracción comercial del gas de esquisto, siguiendo las directrices pertinentes (p. ej., los Principles for the Assessment of Prospective Public Doses arising from Authorised Discharges of Radioactive Waste to the Environment y las directrices publicadas por el Grupo de Trabajo Nacional para la Evaluación de Dosis (NDAWG, en inglés National Dose Assessment Working Group, 2012)). Esta evaluación de riesgos debería basarse en los niveles medidos de contaminación radiactiva del agua de reflujo y de otros medios y, en caso de necesidad, debería considerarse el peligro de las instalaciones múltiples de perforación con licencia dentro del mismo campo de esquisto y la consiguiente exposición acumulada por los mismos grupos de población.

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8.3 Resumen

Es probable que el uso y composición del fluido de fracking en el Reino Unido sean muy diferentes en comparación con Estados Unidos. Actualmente, los datos del Reino Unido se limitan a un lugar de extracción y a un operador, mientras que la experiencia en EE.UU. muestra una gran variedad en el uso y composición de los fluidos de fracking entre operadores y en diferentes regiones. Existe una amplia gama de sustancias químicas que se pueden utilizar, y muchas de ellos están clasificadas como altamente tóxicas y/o carcinógenas. Los principales factores que determinan la selección de los químicos a utilizar son los criterios geológicos y operativos. La experiencia en Estados Unidos demuestra la importancia de hacer públicos todos los químicos usados para poder realizar una evaluación de riesgos sólida, y los últimos desarrollos hacen énfasis en la transparencia de los informes.

Aunque la concentración de cada una de las sustancias químicas en el fluido de fracking sea baja, la gran cantidad de fluidos de fracking necesarios supone que los volúmenes de dichas sustancias podrían resultar significativos. La cantidad y concentración, la vía de exposición y el destino final determinarán el grado de riesgo asociado a los químicos utilizados en el fluido de fracking. Por tanto, se recomienda encarecidamente que se hagan públicas todas las sustancias químicas utilizadas y que pasen una evaluación independiente antes de usarlas para el fracking y las actividades conexas. El Grupo Consultivo para Organismos sobre la Directiva de Aguas Subterráneas (JAGDAG, en inglés Joint Agency Groundwater Directive Advisory Group) es el ente idóneo para evaluar los riesgos para las aguas subterráneas.

Un buen diseño y una buena construcción son fundamentales para controlar los riesgos derivados del fluido de fracking. Los fluidos de fracking se inyectan a altas presiones para mantener abiertas las fracturas, por lo que la integridad del pozo es vital para evitar que se produzcan derrames de fluido al exterior. Sin embargo, en Estados Unidos ha habido casos de reventones superficiales y subterráneos (Instituto Tecnológico de Massachusetts-MIT, 2011), y estos incidentes han contaminado la tierra y aguas subterráneas de los alrededores.
Los accidentes debidos a las actividades en superficie, tales como el manejo y procesamiento de los fluidos de fracking, también pueden contaminar las aguas subterráneas y la tierra de los alrededores. Estos accidentes pueden reducirse mediante la aplicación de normas rigurosas y buenas prácticas de manejo y procesamiento de los fluidos de fracking. Los planes de gestión de accidentes y su estricta aplicación por parte de organismos reguladores disminuyen todavía más el riesgo de accidentes. Los datos de Estados Unidos señalan que muchos de los productos químicos utilizados para elaborar los fluidos de fracking se mezclan en el lugar mismo de extracción. Esto supone que los productos químicos se almacenan y manejan en forma más concentrada, por lo que se requieren una buena gestión y planes in situ que minimicen el riesgo para los trabajadores, la población y el medio ambiente. 
 
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10 RESUMEN

Este estudio inicial se centra en el impacto de la liberación directa de sustancias químicas y radioactivas por la extracción de gas de esquisto y las actividades relacionadas. No se han abordado otros factores, tales como la extracción de aguas subterráneas y su sostenibilidad, el ruido, el tráfico (excepto las emisiones de los tubos de escape de los vehículos) y el impacto visual. Sin embargo, estos temas deben ser cuidadosamente evaluados a escala nacional y local en caso de que se inicie la extracción de gas de esquisto a escala comercial.

Aunque la extracción de gas de esquisto y las actividades conexas pueden contaminar el aire, la tierra y el agua, los datos actualmente disponibles indican que los riesgos potenciales para la seguridad pública por exposición a las emisiones asociadas con la extracción de gas de esquisto son bajos si esta se realiza y controla adecuadamente. La mayor parte de los datos señalan que la contaminación de las aguas subterráneas causada por fugas de los pozos es un tema que genera preocupación, pero que es improbable que este tipo de contaminación se produzca por el proceso de fracking en el subsuelo. Sin embargo, otros efectos como los derrames y los accidentes en la superficie del suelo, las emisiones a la atmósfera, etc. pueden ser significativos.

Hasta la fecha existen pocas investigaciones especializadas, pero las experiencias de países con operaciones a escala comercial, particularmente en Estados Unidos, demuestran que una buena gestión in situ y una regulación adecuada de todos los aspectos de las operaciones, desde la perforación exploratoria hasta la captura del gas y el uso y almacenamiento de fluido de fracking, es fundamental para minimizar el riesgo para el medio ambiente y la salud pública. También está claro que los problemas identificados en Estados Unidos, ampliamente difundidos, parecen haberse debido a fallos operativos y a un inadecuado entorno regulador. Estos problemas no pueden aplicarse al caso del Reino Unido puesto que nuestra geología, topografía, forma de operar y, sobre todo, el entorno normativo son significativamente diferentes. Por todo ello, resulta difícil extrapolar a partir de la experiencia en EE.UU.

Los riesgos por perforaciones a pequeña escala con fines exploratorios (es decir, pozos individuales) son también claramente distintos de los riesgos por las operaciones a escala comercial. Es probable que el posible impacto sobre la salud de los pozos individuales sea muy pequeño, pero los impactos acumulados de muchos pozos en diferentes fases de desarrollo en zonas relativamente pequeñas requieren un análisis más cuidadoso.
Para minimizar el impacto potencial de la liberación directa de sustancias químicas y radioactivas sobre el medio ambiente y la salud pública, este estudio aconseja una buena regulación de todos los aspectos de la explotación y extracción del gas de esquisto. Además, hay que avanzar más en el monitoreo de líneas de base, la elaboración de inventarios de emisiones y de programas de monitoreo durante y después de las actividades, las evaluaciones toxicológicas de los químicos utilizados en los fluidos de fracking y los impactos acumulados de los pozos múltiples. Las futuros temas de investigación deberían abordar las preocupaciones sobre la capacidad analítica para monitorear las sustancias contaminantes asociadas con la extracción de gas de esquisto y las actividades conexas, así como el desarrollo y uso de herramientas como la Evaluación de Impacto sobre la Salud (HIA, en inglés Health Impact Assessment) para valorar las implicaciones para la salud pública.

La Oficina de Salud Pública de Inglaterra (PHE) presupone un riesgo bajo para la salud pública de la liberación directa de sustancias químicas y radioactivas si la extracción de gas de esquisto se realiza y controla adecuadamente. Los promotores y explotadores del gas de esquisto tendrán que cumplir con las normativas pertinentes a lo largo de los procesos de planificación y de concesión de permisos medioambientales, de modo que sus propuestas y actividades minimicen la contaminación y los riesgos para la salud pública. El apoyo de la PHE consistirá en responder a las peticiones para evaluar el impacto sobre la salud en casos concretos. 
 
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11 RECOMENDACIONES

Este es un estudio inicial y sugiere que hay que avanzar hacia una mejor definición del impacto de la extracción del gas de esquisto sobre la salud. La perforación de pozos exploratorios ofrece la oportunidad the recoger un conjunto completo de datos sobre la extracción de gas de esquisto y las actividades relacionadas. Esta información debería contribuir a mejorar una base de datos para alimentar las evaluaciones de riesgos en el Reino Unido. La HIA u otros enfoques similares son un medio de evaluar el impacto amplio de la extracción de gas de esquisto y las actividades conexas, tanto a escala local como regional.

En cada sección se ha identificado una serie de lagunas de conocimiento y de posibles áreas de mejora. Se presentan las siguientes recomendaciones clave para el futuro:
  • La Oficina de Salud Pública de Inglaterra (PHE) debe continuar trabajando con los organismos reguladores para garantizar que, como parte del proceso de concesión de permisos y planificación, todos los riesgos derivados de todos las fases de la extracción del gas de esquisto y de las actividades relacionadas se evalúan adecuadamente.

  • Se requiere un monitoreo medioambiental a partir de una línea de base de referencia que permita evaluar el impacto de la extracción del gas de esquisto sobre la salud pública y medioambiental. Como parte del régimen normativo, también debería considerarse la realización de inventarios de emisiones.

  • Se necesita un verdadero control medioambiental en las proximidades de los lugares de extracción de gas de esquisto durante las fases de planeamiento, producción y post-producción.

  • Es importante asegurar que se tengan en cuenta otros efectos más generales sobre la salud pública, como el incremento del tráfico, el impacto sobre las nuevas infraestructuras y la migración laboral.

  • Las sustancias químicas utilizados para el fluido del esquisto se harán públicas y se realizará una evaluación de riesgos antes de usarlas. Cabe mencionar que los riesgos potenciales para la salud pública y el medioambiente por los químicos del fracking dependen de la vía de exposición, la cantidad total y concentración, así como del destino final de dichas sustancias. Estos aspectos deben tenerse en cuenta como parte del proceso normativo de las licencias medioambientales.

  • Es probable que el tipo y composición del gas extraído varíe en función de la geología subyacente, por lo que la evaluación de los lugares de extracción debe realizarse caso a caso.

  • En Estados Unidos, hay pruebas de que el mantenimiento de la integridad de pozos, incluyendo las actividades post-operativas, y el almacenamiento y gestión adecuados de los fluidos y desechos del fracking son factores importantes para el control de riesgos, y de que se necesita un control normativo adecuado.

  • Es necesario tipificar las sustancias contaminantes naturales potencialmente activadas, incluyendo los materiales radiactivos de origen natural (NORM por sus siglas en inglés) y los minerales disueltos.