jueves, 29 de agosto de 2013

La crisis siria refuerza la importancia del gas de esquisto



Traducción del artículo  Syrian crisis strengthens the case for shale gas del 28 de agosto de 2013 publicado por Nick Butler

Los precios del petróleo han subido hasta alcanzar los 115 dólares el barril de crudo Brent debido al temor de los mercados de que los gobiernos no puedan limitar su participación en Siria a unos cuantos ataques con misilees lanzados desde acorazados situados en una posición segura a cierta distancia de la costa y que el conflicto entre suníes y chiítas se propague a toda la región de Oriente Medio. El mercado de futuros apunta a una subida de los precios al contado aún mayor.


Tal vez ocurra así. La participación de los países occidentales adolece, sin duda, de una falta de preparación y de un objetivo estratégico. En particular, la respuesta de los Estados Unidos a la situación en Siria me trae a la memoria la reacción de impotencia del agonizante régimen otomano al derrumbamiento gradual de su imperio en Oriente Medio en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial.
No obstante, consideremos un enfoque alternativo. Siria es un pequeño productor de petróleo y su producción se ha venido reduciendo desde hace meses. Libia está produciendo por debajo de su capacidad y hay problemas en Nigeria. ¿Qué es lo que ha cambiado?
Desde una perspectiva mundial los riesgos reales en el mercado del petróleo siguen siendo bajos. China está experimentando una corrección cíclica que podría ser más grave si resultaran ser ciertos los persistentes rumores sobre los problemas que podrían estar experimentando algunos de los mayores bancos del país en relación con los créditos subprime. Las posibilidades de que se frenen las importaciones de petróleo por parte de China son muy elevadas.
Se supone que la India es la siguiente fuente de crecimiento de la demanda energetic y de petróleo, pero, tal como demuestra la crisis de divisas en los últimos diez días, Nueva Delhi no tiene un modelo sostenible de crecimiento económico ni tampoco estructuras institucionales adecuadas capaces de animar a los inversores a desprenderse de los millones de dólares que se necesitan para crear la infraestructura esencial que requiere una economía energética moderna.
En los Estados Unidos, Europa y Japón, la demanda de petróleo se está reduciendo a medida que las mejoras en eficiencia energética van ganando terreno a las débiles tasas de crecimiento. En los Estados Unidos, las importaciones de petróleo se están reduciendo al mismo tiempo que crece la producción nacional de petróleo de baja permeabilidad o esquistos bituminosos.
El Mercado del petróleo es conocido por su susceptibilidad a las fiebres. Y esta pasará. El efecto más importante de la situación en Siria – y en Egipto y en Libia, y, aunque pasa más desapercibida, en Iraq – es que los consumidores se cansarán de Oriente Medio y sus interminables conflictos, dado que lo que estos exigen sobre todo es la seguridad del suministro energético. Los acontecimientos en Siria añaden suponen un incentivo extra al desarrollo de suministros energéticos autóctonos a bajo costo.
La industria del gas de esquisto no podría tener un mejor promotor que el Presidente Bashar al-Assad.