Deborah Rogers, del EnergyPolicyForum publica un informe demoledor sobre la burbuja del gas de esquisto, llamado "Was the decline in natural gas prices orchestrated?"
Resumen
En el año 2011, el volumen de fusiones y adquisiciones de
empresas explotadoras de gas de esquisto ascendió a 46.500 millones
de dólares estadounidenses y se convirtió en uno de los más
importantes centros de beneficios para algunos de los bancos de
inversión de Wall Street. Esta anomalía merece ser tenida en
cuenta, dado que, en aquel momento, la rentabilidad en dólares de
los pozos de gas de esquisto era muy inferior a las expectativas. No
obstante, analistas y bancos de inversión estaban entre los más
firmes partidarios de la explotación de este recurso. Al hacer que
la producción continuara a un ritmo frenético, a pesar del escaso
rendimiento (en dólares), se produjo un exceso de oferta en el
mercado del gas natural y los precios alcanzaron nuevos mínimos. En
2011, la oferta de gas natural era en los Estados Unidos cuatro veces
superior a la demanda.
Es altamente improbable que los banqueros que operaban en este
sector no fueran conscientes de que la superproducción de gas
natural daría lugar a un exceso de oferta con el consiguiente
descenso de los precios. Sin embargo, este descenso de los precios
abrió la puerta a un gran volumen de transacciones por un valor de
varios miles de millones de dólares y, por ende, proporcionó
abultadas ganancias a los bancos de inversión. De hecho, a partir de
1010, las empresas explotadoras de gas de esquisto se convirtieron en
uno de los principales centros de beneficios para estos bancos, a
través de sus carteras de fusiones y adquisiciones de empresas
energéticas. El exceso de oferta registrado recientemente en el
mercado del gas mnatural se debió en gran medida a la
superproducción de este gas que tenía como finalidad cumplir los
objetivos de producción de los analistas financieros y proporcionar
un margen bruto de autofinanciación que permitiera mantener las
imprudentes posiciones de apalancamiento de los operadores.
Al producirse el hundimiento de los precios, Wall Street comenzó
a realizar operaciones para desviar los activos de las problemáticas
empresas explotadoras de gas de esquisto de los principales actores
del sector. Estas operaciones se deterioraron a los pocos meses,
provocando una depreciación masiva de estos activos. Además, los
bancos desempeñaron un papel decisivo en el diseño de complicados
productos financieros, como por ejemplo, los pagos vinculados a la
producción volumétrica (VPP, por sus siglas en inglés); y pese a
la evidente carencia de conocimientos profundos de muchos de estos
inversores sobre las complejidades y los riesgos de la producción de
gas de esquisto, dichos productos se vendieron posteriormente a
inversores como los fondos de pensiones. Además, las operaciones de
leasing se agrupaban y giraban en torno a yacimientos de esquisto no
probados, de manera muy similar al modo en que se agruparon y
vendieron los valores con respaldo hipotecario basados en activos
hipotecarios de seguridad discutible antes del inicio de la recesión
económica en 2007.
Tal como se documenta en el presente informe, la información
independiente publicada más recientemente sobre el funcionamiento
del mercado delesquisto en los Estados Unidos confirma los siguientes
hechos:
* Wall Street promovió una actividad frenética de perforación
de gas de esquisto que produjo un descenso de los precios a un nivel
inferior al de los costes de producción, y con ello se benefició
[enormemente] de las fusiones y adquisiciones y de otros derechos de
transacción.
* Los operadores han sobreestimado las reservas estadounidenses
de gas de esquisto y de petróleo de esquisto al menos en un 100% y
hasta en un 400% o 500% de acuerdo con los datos reales de producción
de los pozos facilitados por varios estados.
* Los pozos de petróleo de esquisto están registrando las mismas
tasas de descenso observadas en los pozos de gas de esquisto, y la
eficiencia de recuperación también es insuficiente.
* El precio del gas natural ha venido reduciéndose debido en gran
medida al exceso de producción destinado a cumplir los objetivos de
crecimiento de la producción fijados por los analistas financieros
para hacer subir el precio de las acciones, sumado y exacerbado por
un imprudente nivel de apalancamiento y, por ende, por la necesidad
concomitante de producir para hacer frente al servicio de la deuda.
* Debido a los extremados niveles de deuda, es posible que las
reservas probadas sin explotar (PUD, por sus siglas en inglés) no
cumplan las normas de la SEC en algunas empresas de explotación de
esquisto debido a la amenaza de falta de colateral a la que se
enfrentan dichas empresas.
* El sector se muestra reticente a realizar nuevas inversiones en
esquisto y está abandonando los proyectos de gasoductos, las ofertas
públicas iniciales (IPO, por sus siglas en inglés) y los proyectos
de empresas conjuntas pese a la retórica pública que proclama que
los esquistos son la panacea para la política energética de los
Estados Unidos.
* Se está intentando exportar para buscar la convergencia entre
los precios en los mercados nacionales e internacionales en un
esfuerzo por apuntalar los debilitados balances de las inversiones en
activos de esquisto.
Es imprescindible realizar un examen exhaustivo e independiente de
las reservas de esquisto para evaluar el valor real de estos activos,
en particular dado que se está aplicando a nivel estatal y nacional
una política basada en previsiones de producción claramente
optimistas (y, por ende, poco realistas) y en pozos cuyo rendimiento
está muy por debajo de las previsiones iniciales.